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    La esencia de estar jodidamente contento

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    Hola mi más cercano. Puedo decirte, puedo persuadirte, puedo calcular mi mejor hora para ti, ahora que estás a la deriva en la niebla de la memoria como un barco fantasma con su canto de sirena.

    O más aún, cuando el sol vuelve a ponerse y llama, los surfistas se dirigen a la playa. Todo va por su lado, cuanto más gitana, más difusa es una pieza única del juego de anillos nómada.

    Los copos solares resuenan en mi día, el viento primaveral, la fiebre canaria, las chimeneas de la pasión son una pieza del rompecabezas de la vorágine en la que me encuentro apenas capaz de hacer de médico. El Teatro de la crueldad de Antonin Artaud y El Dios de la matanza de Sartre esperan y arañan bajo las palmeras.

    Todo es feliz cuando el coño sabe bien, cuando la existencia despierta de nuevo.

    Así recogemos las esperanzas, la basura en las playas es más numerosa que los huevos de tortuga, decadentes del siglo pasado, cómo te extrañaré.

    Pero antes, pero durante mucho tiempo y sin cesar, quiero besarte, salado, dulce Sandoka, a veces como una niña, a veces como un hombre salvaje. Quiero ser tu trío y tu familia poli, quiero intercambiar roles como si tus bragas desaparecieran del tendedero en el ala de la cocina del campamento militar.

    Puedo ver como sacas a relucir todos los colores del mundo en este mundo, tu piel brilla de anhelo, tu respiración es como un descubrimiento de que otras personas tienen sentido, valdría la pena casarse con los átomos del exterior.

    Saluda el llamado de las noches, naveguemos hacia México, quédate bajo cubierta hasta encallar donde nos lleven las corrientes, en este viaje te seducirá mi corazón de poeta.

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