Todo esto no me basta, quiero el gran éxito, quiero encantar las cosas de un lado a otro, asociarme con una literatura fuerte, rápida y diversa más allá de los géneros a pesar de un mercado dudoso. El periodismo como algo móvil, intensivo, libre...
A pesar de mis experimentos con ello, no estoy en absoluto dispuesto a desangrarme en la autopublicación y los blogs de nicho, simplemente creo que el lector es inteligente. El editor más valiente. Quiero
Creación de mundos, visión multidimensional

la embriaguez desenfrenada que siento cuando se despliegan del bolsillo del pantalón en el que llevo jugando con ellos desde la guardería. Del cuentacuentos para el paseante organizado al carnaval del poeta del barro. El objetivo afilado en un punto focal.
Salgo de los enredos con todos los yoes interiores, Ángeles de la Guarda, amigos del otro lado, Charlies y sombras puros, destripados, eufóricos, reflexivos, lujuriosos, no sigo nada, me gusta lo anárquico, lo planchado suave no va conmigo.
La creación de contenido más allá de sus redes sociales castradas está bajando de nivel.
No quiero filtrarme en el conformismo, mi público es variopinto, valiente y rudo, pubs portuarios de lo progresista, stand-up comedy de la revolución. Y sin embargo estoy más centrado que todos los extremistas de burbuja que parlotean inanamente, como si su mundo no fuera voluntariamente más que whataboutery.
No entretengo, corto caminos.
Soy mis personajes, soy una figura legendaria, pero al mismo tiempo un existencialista de café más, una existencia de garaje. Una frenética palabrería de reportero. Alguien que barre la basura de debajo de la alfombra.
Un poco ocultista. Sea lo que sea eso hoy en día, porque mucho de ello no es ni sensato, ni útil, real ni apropiado.
Pero lo que puedes hacer con él cuando lo liberas de la locura inflada es fascinante y te lleva de vuelta a la creación y el diseño.
Una segunda mitad de la vida, impulsada por la primera, puede ser tan desbordante como abrumadora. Todo unido en la fantasía. Asegurado en lo auténtico.
Como Pratchett, a quien aprendí a amar desde muy temprano, cuando todavía hacía su magia sin ser reconocido y me impresionó con la octarina que incluso los magos incluían en su repertorio.
Cómo logró traer casi todos los temas a su Mundodisco, desde el rock and roll hasta la ciencia o el feminismo, incluyendo una variedad de estilos, es una obra maestra de complejidad y erudición que provoca lágrimas.
Quiero ir allí.
Y la forma en que incluso encuentra el camino de regreso a la Tierra llamada Mundo Redondo me pone la piel de gallina. Así que me siento junto a todo lo demás y diseño un mundo (futuro) moderno y mágico.
Y no tengo la intención de molestarme con restricciones promedio y ordinarias, por supuesto, tiene que ser un megaverso. Desde su diseño hasta su final.
Difícilmente existen otros modelos a seguir igualmente poderosos, tal vez Tolkien o Martin. Los dos multiplicados por Gibson y Dante.
Una especie de Robert Antwon Wilson para esta marchita vida que es Europa. Si no trabajo con
se han convertido en placeres de consumo intercambiables. Burbujas. Pero muchos sabores de helado no son algo malo en sí, al menos con un control de calidad curado. Refinar el sabor, entrenarse para un nuevo momento álgido del ser.
Quiero aportar cierta ligereza a esta pesadez, a la profundidad y complejidad que aguarda al lector o al espectador. Como caricaturista cornudo de mi propia banalidad, pero también como luchador por el sentido. Lejos de las cámaras de eco sesgadas por los hechos, con sus placeres simplificados.
Porque no estoy dispuesto a quedarme quieto. El trauma y la inmensidad se desprenden de las noticias. Y todo es reportaje y, sin embargo, también sátira y esa no-realidad a la que estoy dispuesto a dar título de libro propio.
Pero también es política, gestión del cambio, mistificación transhumana interior y necesaria. Llevo mucho tiempo trabajando en estos planteamientos, me inspira lo que vendrá después y lo que eso significaría. El salto desde el borde del plato, siempre fuera de la caja.
Y cómo mantenemos unido este auge surrealista del "todo es posible" es el tema que está sobre la mesa. Un panóptico, para mí siempre fue fácil pasar de un punto a otro, pero entretanto me he hecho agudamente consciente de que estoy quemando lazos de dolor en el foco de muchos seguidores.
Prometo hacerlo mejor aquí, reducir el rodeo mental.
Una de las razones por las que en parte trabajo con Creative Commons o código abierto y el paywall es sólo por supervivencia es porque quiero maximizar la difusión y la multitud, me gustan los conceptos alternativos de marketing, la producción autosuficiente, incluso los textos parciales podrían ser subcontratados o multi reescritos.
Soy partidario de las hipótesis siempre que se etiqueten como tales. Respeto el enfoque científico siempre que no te enamores demasiado de tu propia interpretación de los hechos. El narcisismo tiene muchas caras.
No me apetece trazar una línea entre actuar y crear, el bien y el mal deambulan por el vacío, la hipocresía ya no puede estar de moda.
No es posible que dejemos en manos de Zuckerberg, Musk o Altman todo lo que hay que moldear en el futuro. Trump, Putin, Winnie the Pooh.
En la producción de contenido, la creación de mundos, estamos solo en el comienzo de todo esto, reentendiendo lo que significará la creatividad y su intercambio, la IA actualmente está acabando con la idea de producir canciones o textos, codificar y crear videos.
Este carismático cisne negro, uno más en tiempos dudosos, que envía radiantemente en su viaje toneladas de mariposas del caos, drones, malware de la vida. Palabras amenazantes y sin embargo todo en ellas está dispuesto de felicidad. Qué sexy y extraño, que vivas tiempos interesantes, maldijo una vez Confucio.
Creo que estamos avanzando hacia una superinteligencia humana colectiva, a la que seguimos conectados como individuos, si es que así lo queremos. O varios. Actualmente estamos creando los dioses de los que nos liberamos.
En mis artículos pruebo todo esto a pequeña escala; cada uno de mis textos frecuentemente editados es un holograma fluido y multidimensional. Blog en Blog en Blog en Blog. Libros dentro de libros, películas dentro de películas dentro de películas. El resplandor de Escher.
Esto es lo que quiero. Una botella de cerveza después, un Midwest Trail, una feliz y feliz Historia Interminable:
El payaso suele ser el perpetrador.
